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martes, 21 de diciembre de 2010

El chimpancé y la jirafa

Una jirafa que vivía en las selvas africanas estaba dando su paseo matinal acostumbrado cuando, de repente, vio un gran racimo de frutas en un árbol cercano, pero, a pesar de que su cuello era muy alto, no podía alcanzarlas. Por casualidad, pasaba por ahí también un chimpancé, que al igual que la jirafa, quedó
Maravillado ante la vista del racimo. Por respeto a la jirafa, porque ella lo había visto primero, el monito le ofreció unir fuerzas para poder alcanzarlo, pero la jirafa quería todo para ella y se negó rotundamente.
Ambos se quedaron durante varias hora bajo ese gran racimo buscando la forma de poder bajarlo, cada uno a su manera; el chimpancé se quedó sentado, pensando y pensando la forma de bajarlo y de convencer a la jirafa para ayudarse mutuamente, la jirafa, por su parte, saltaba tratando de bajar el racimo con su cabeza, también trató de mover el árbol, sacudiéndolo para que el fruto cayera, arrojó objetos, intentó trepar al árbol, todo para no compartir el botín con su ocasional amigo. Luego de miles de intentos, cansada de fracasar y ya exhausta y muerta de hambre, dijo: -¡Dale, monito subite por mi cuello hasta mi cabeza y bajémoslo!

El champancé no dudó un solo segundo en hacer lo que pedía la jirafa y al fin el racimo cayó al suelo. Unos minutos después ya no quedaban ni rastros de él y tanto la jirafa como el chimpancé continuaron con sus caminos en direcciones opuestas pero relamiéndose.


Moraleja: La unión hace la fuerza.



Autor: Agustín Fontana.

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