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martes, 21 de diciembre de 2010

La hormiguita y la cerda

Había una vez una hormiguita que quería cruzar un arroyito, pero para ella era un mar. Pensando y pensando, decidió cortar palitos y unirlos con pelos de cola de caballo, y con mucho esfuerzo se puso a hacer una balsa. Cortaba palitos más largos, más cortos, algunos gruesos y otros más finos. Y así logró terminarla.
En eso una cerda que se refrescaba en ese arroyo, se ofreció a ayudarla a cruzar: “-súbete a mi lomo, que te cruzo”- dijo la cerda.
La hormiguita la miró con mala cara y le dijo: “-Salí de acá gorda, estás toda sucia con barro. Yo no necesito de tu ayuda”. La cerda insistió en cruzarla pero la hormiguita la seguía rechazando.
Así la hormiga se lanzó al arroyo con su balsa, pero a la mitad del camino, la balsa comenzó a desarmarse y finalmente la hormiguita murió ahogada.

Moraleja: No hay que fijarse en lo que aparenta alguien, porque muchas veces los favores te los pueden prestar esas personas y la apariencia es lo que menos importa.


Autora: Agustina Martínez

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