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martes, 21 de diciembre de 2010

La pequeña Julieta y la fuente de oro

Había una vez una niña llamada Julieta que soñaba con ver a un duende. Todas las noches su padre le leía cuentos de fantasías y sueños. Ellos eran los que impulsaban a la pequeña Julieta a soñar. El día de su cumpleaños, su madre, quien era una señora muy imaginativa y aventurera, le regaló un cuento de duendes. A la pequeña niña le fascinó el regalo de su madre y comenzó a leer el cuento esa misma noche, así pudo enterarse de que los duendes vivían en los bosques como el que estaba cerca de su casa. Un segundo tardo la pequeña Julieta en tener la idea de ir hasta allí. La pequeña se preparó para ir a buscarlos pero tuvo que escaparse, porque sus padres no la dejarían ir sola. Al llegar allí se enredó en una búsqueda de sueños y de aventura, había leído que se encontraban en el centro del bosque, por lo que comprendió que tenía que ir directamente hacia allí. Al llegar al lugar se sorprendió al ver una gran fuente de oro en forma de una vasija bien grande llena de monedas, comprendió que sólo los duendes podrían tener una fuente así. En ese instante se produjo la mágica visión, allí, muy cerca de ella, había un duende, muy bajito con un sombrero y una ropa muy cómica, lo cual hizo reír mucho a Julieta. El duende se asustó al verla y se escondió, mientras tanto Julieta trataba de hacerle comprender que ella no era mala y que no era una amenaza para él; muy lentamente el bajito ser empezó a acercarse, le habló y le pidió que no dijera nada ya que nadie podía saber que ellos existían y le prometió que le daría a cambio todo el oro de la fuente; Julieta prometió pero rechazó la riqueza porque lo único que quería era un amigo de verdad. Jugaron un buen rato al cabo del cual, la niña volvió a su casa y se acostó antes de que sus padres se despertaran. Al rato comenzó a amanecer y el papá, como todos los días, al entrar al cuarto de la pequeña vio que ella estaba dormida con una gran sonrisa en el rostro, la despertó y le preguntó que era lo que la hacía tan feliz, Julieta contestó que había tenido un sueño mágico.

Autoras: Daiana Trabuco
Perla Carrasco

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