Un día estaba la ardilla sentada afuera de su casa, comiendo bellotas que había sacado del bosque. En frente estaba el gorrión y el pájaro carpintero discutiendo cómo hacía la ardilla para conseguir tanta comida todos los días.
Un día el gorrión se enteró de que su abuela de San Juan estaba muy enferma y la tenía que ir a ver, entonces le pregunto al pájaro carpintero si le podía hacer el favor de cuidarle su casa. El pájara le dijo que o podía. La ardilla estaba allí y le dijo que con mucho gusto ella le cuidaba la casa.
El gorrión y el pájaro se quedaron hablando aparte de los rumores que se corrían a cerca de ella. Los animales estaban convencidos que ella robaba, y decidieron darle una lección a la ardilla.
Entonces ellos muy astutos decidieron ponerla a prueba, en esos momentos la invitaron a dar una vuelta a juntar bellotas y mas semillas.
Cuando juntaron todo, le dijeron a la ardilla que se quedara cuidando un segundo la comida ya que ellos volverían en un instante. Al pasar una hora aparecieron y decidieron regresar.
Al llegar a su casa y contar la comida se dieron cuenta de que no les faltaba nada, y que estaban equivocados.
Muy avergonzados fueron y le contaron a la ardilla lo que habían hecho y ella les dijo lo siguiente:
-Chicos” ¿Por qué piensan eso de mi? ¡La comida yo la saco de un pequeño monte que esta al fondo de este bosque, con muchos árboles de bellotas!-
El gorrión y el pájaro carpintero le pidieron perdón, y así la ardilla se quedó cuidando la casa del gorrión.
Autora: Josefina Taboada
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