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martes, 21 de diciembre de 2010

El Reencuentro

En Bangbrington (Ciudad de Rusia) donde no habitaban muchas personas, vivían dos hermanos llamados Tinto y Puchi, Tinto tenia 16 años y su hermano 8 años, ellos eran huérfanos y también muy unidos, soñaban con encontrar a sus padres.
Vivian cerca de un bosque muy tenebroso donde habitaban seres sobrenaturales, plantas carnívoras y árboles que hablaban.
Un día se pusieron a limpiar el sótano de su casa, allí había un cofre que estaba cerrado, ellos necesitaban una llave con forma de caracol, Puchi (el más chico) siempre llevaba con el una llave con esa forma, con ella pudieron abrir el cofre. Allí había una carta, la leyeron y descubrieron que había escrito su padre, la cual decía que Tinto y Puchi debían escribir una, describiendo sus vidashabotuales, después de esto uno de ellos debía llevársela a su padre al bosque del terror, el en cual su padre vivía.
Se pusieron a pensar quien de los dos se animaría, Tinto se ofreció para ir, enseguida escribieron la carta, prepararon la comida y bebida para el viaje que sería largo.
Al día siguiente, Tinto partió hacia el bosque, había mucho viento pero recorrió con paciencia el largo camino, al llegar, las puertas hechas de arbustos y de enredaderas, se movían solas. El estaba muy asustado, pero a pesar de todo entró.
Cerró las puertas detrás de él y comenzó a caminar, sintió un ruido entre las ramas, se fijó y no había nada. Al cruzar un puente lo empujó, se cayó al agua y se desmayó. Cuando se despertó vio unos hermosos ojos azules, se asustó y salió corriendo.
Era Candas, una hermosa princesa que había sido destronada de su castillo y que habitaba el bosque desde los 9 años.
Tinto se presentó, y le preguntó a Candas si conocia a un hombre llamado Thiller, Candas le dijo que este hombre vivía en la parte mas tenebrosa del bosque. Ella se ofreció a ir con el para guiarlo y así marcharon rumbo hacia la casa de Thiller. En el camino se enfrentaron con plantas carnívoras, enanos malvados, y al llegar entregaron la carta. Tinto se reencontró con su padre, se abrazaron y hablaron un largo rato. Finalmente Tinto dijo:
-¡Tengo que ir con mi hermano!
Tuvo que marchar, Candas lo acompaño hasta su casa donde estaba su hermano, se hicieron amigos y desde ese entonces se visitaban siempre que podían.

Autor: Sofía Maturano

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